“La inteligencia emocional del Líder del Pesebre”
Podemos tener muchas opiniones encontradas en
estas fechas de fin de año, pero si hay algo que no podemos negar, más allá de
nuestro credo, es que genera un cambio en la sociedad. En nuestra manera de
consumir, la forma de interactuar con los demás, con la familia y sobre todo en
nuestra forma de sentir, la añoranza, gratitud, el perdón, el análisis del año
que se va y las mejores expectativas del año venidero.
Las fiestas tienen varios simbolismos, el Papá
Noel, costumbre más bien nórdica, ya que se asocia con la nieve, renos y muchos
regalos. Una de nuestras costumbres más tradicional, es el pesebre, que
representa el momento del nacimiento de Jesús, el Salvador para la tradición
cristiana (95% del Paraguay profesa esta fe).
Hasta hace poco era tradición y cultura paraguaya
recorrer las casas de los vecinos y familiares, compartir una bebida como un
vaso de clericó o sidra y visitar el pesebre de los amigos. Hoy en día, esta
costumbre es menos activa, pero aún sigue vigente el tener un pesebre en
nuestros hogares y comercios. El lugar más tradicional para comprar los
pesebres es en la ciudad de Areguá, donde grandes artesanos crean verdaderas
obras de arte.
El pesebre tiene grandes protagonistas,
Jesús de Nazareth (el niño Jesús), la Virgen María, los pastores de ovejas que
visitan al niño y los Reyes Magos del oriente (se recuerda el 6 de enero). Un
miembro poco recordado, en comparación a los demás, es José, un personaje de la
historia algo reservado del cual poco sabemos, pero lo suficiente para aprender
grandes lecciones y recordar lo importante de su intervención en el nacimiento
y cuidado de Jesús, y de su madre María.
Recordemos algunos datos que nos deja la
tradición del padre terrenal de Jesús.
José era descendiente del Rey David, que reino en Israel aprox. 1 000 años a. de C. Se cree que era un hombre bien mayor a María, de condición humilde, practicante religioso, muy trabajador, ejercía el oficio de la carpintería. María era una joven muy devota y practicante de la religión. Aún no había conocido (íntimamente) a José cuando el ángel Gabriel le anuncia que tendrá un hijo que se llamara Emanuel, a lo que ella responde que es imposible, el Ángel le dice que sería algo milagroso y no sería de la manera natural o común de concebir a un hijo, sería el hijo de Dios.
Esta es la parte más recordada del nacimiento y de lo que significa la llegada de Jesús al mundo, pero hay una parte de la historia menos analizada, que es ¿cómo se habrá sentido José? No había antecedentes de ese tipo de milagros en la sociedad, imaginemos la escena donde la joven Virgen María le cuenta a José que estaba embarazada, siendo que no habían tenido intimidad. Creo que no se necesita mucha creatividad para saber lo que habrá pensado José, pero esto se agudiza aún más si ponemos en contexto histórico de cómo era una sociedad en el medio oriente hace 2 000 años y cuáles eran los derechos de la mujer en aquel mundo antiguo.Según la tradición ortodoxa religiosa de aquellos tiempos, el castigo para una mujer que era adúltera o inmoral, era un final trágico.
Imaginemos que una reacción nerviosa e
impulsiva de José podía cambiar radicalmente la historia. En la decisión de
como reaccionaria estaba el destino de la Virgen María y del hijo que esperaba
en el vientre, cuyo nacimiento partiría la historia en dos.
Considero que la “deshonra” ante la
comunidad, de José (en el caso de que la infidelidad hubiera sido real) en una
sociedad tan religiosa y conservadora de hace 2 000 años, habría sido muy
grande. Reflexiono sobre que trascendental fue su templanza e inteligencia
emocional. San José con mucha humildad, sencillez
y paciencia supo guardar silencio antes que dar su opinión, con confianza
aprendió a guardar los sentimientos que no entendía su corazón y con firmeza se
propuso a cuidar de Jesús y María.
Días después, recién de que la Virgen María
le contase que estaba embarazada, el ángel Gabriel se le apareció a decirle que
era verdad, pero antes él ya decidió creer en ella y en su integridad. Con el
diario del lunes es fácil decir que era lo correcto, pero podemos imaginar lo
difícil que habrán sido aquellos días previos al mensaje del ángel.
En aquellos días se realizaría el censo
poblacional por el imperio Romano y las personas tenían que estar en su ciudad
de origen, José era oriundo de Belén (al igual que el Rey David) y al igual que
lo sería después Jesús, por ese motivo viajaron a Belén donde se daría la
escena del pesebre.
José nos deja muchas lecciones como líder
de la sagrada familia, después protegería al niño de la matanza de los
inocentes, llevando a su familia a la tierra de Egipto hasta que falleciera el
Rey Herodes. En todas las situaciones su templanza e inteligencia emocional
como líder fueron fundamentales.
La calidad del liderazgo en nuestra
sociedad es clave para el éxito de los proyectos, incluyendo el ámbito
empresarial. Al ser la inteligencia emocional, algo que no se puede demostrar
con un C. V. o títulos universitarios, es algo a lo que no le damos de manera
consciente tanta relevancia en nuestros equipos, al menos hasta que sea
necesario usarla.
Según Daniel Goleman (referente de la
inteligencia emocional a nivel mundial) “La inteligencia emocional es la capacidad
de reconocer las emociones (no negar su existencia), tanto propias como ajenas,
y de “gestionar” nuestra respuesta ante ellas”. En su libro nos enseña que
tenemos un lado racional y otro emocional, en el medio de estos hemisferios se
forma la neocorteza, donde coexiste la razón y la emoción, estas interactúan y
vienen decisiones mejor analizadas.
El dilema sucede cuando prima en nosotros
la “gratificación inmediata”, esas ganas de saciar un deseo emocional al
instante como la ira o la ansiedad.
Cuando podemos ver lo que nos conviene a
largo plazo a nosotros y a los equipos que dirigimos viene esa mentada
“inteligencia emocional”, sin embargo, cuando somos presos en la toma de decisiones
solo por ese ímpetu emocional vienen los desaciertos y nuestros equipos pueden
estar en riesgo.
Goleman denomina como “secuestro neuronal”
en donde solo prima lo emocional y ya no podemos ver nada de manera racional.
Relata la historia de un piloto (líder) que imponía tanto miedo en su equipo
que nadie podía opinar, incluso su propio (copiloto) finalmente sucede una
tragedia con muchas perdidas en un accidente aéreo. Muchas veces podemos poner
en riesgos nuestras organizaciones por crear barreras donde nadie más puede dar
su opinión por temor a nuestra reacción.
José cuidó de su amada María, también crio
a Jesús de Nazareth en la cultura del trabajo, enseñándole el oficio de
carpintero y educándolo en la religión. No hay registros de su defunción, pero
según la tradición habría muerto cuando Jesús era adolescente (seguro después
de sus 12 años), quedando Jesús como responsable de su familia.
¿Qué hubiese pasado si José hubiera actuado
por impulso de rabia, por salvar su honor ante la sociedad del siglo I de
aquella nación del medio oriente? ¿Qué hubiese pasado si se hubiera acobardado
cuando tuvo que llevar a su familia a las tierras lejanas de Egipto ante el
peligro de la matanza de los inocentes?
Me llevo esta lección del líder del
pesebre, San José: La importancia de trabajar “La inteligencia emocional”
en nuestros liderazgos.
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Salim Salemma
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