Fundadores y la segunda generación, respeto mutuo
Es muy notable cómo la palabra “política” en nuestro país está relacionada con la parte pública o con la política partidaria. La política es aplicable a muchos aspectos y ámbitos de la vida, incluyendo el empresarial.
Las
personas conservadoras valoran mucho lo realizado y tienden a pensar siempre
que el pasado es mejor que el presente y mucho más aún que el futuro. En
cambio, las personas disruptivas siempre están con la idea de mirar las
tendencias, qué hay de nuevo en el mercado, y ven que todo lo pasado es
obsoleto y debe ser modificado.
Cabe aclarar que describo los extremos de ambas ideologías para presentar mejor sus diferencias, algo así sucede entre los fundadores y segunda generación de la empresa familiar, es quizá un problema más ideológico que casi nunca es analizado como tal. Es muy importante destacar que los fundadores han sido muy disruptivos e innovadores en esencia para crear la empresa. ¿Qué sucede entonces?
Los fundadores sienten que no son
respetados o que todo el esfuerzo que han llevado a cabo desde cero para crear
la compañía está en constante cuestionamiento por los hijos o sobrinos que se han formado y obtenido sus maestrías
en negocios en las mejores universidades del mundo.
Sin malas intenciones, la
nueva generación viene con nuevas tendencias, sistemas de control más avanzados,
indicadores, estrategias, entre otros, queriendo implementar esas prácticas en
la empresa. Han aprendido estos sistemas en la academia, donde las prácticas de
los fundadores no son precisamente veneradas y los liderazgos verticales no
solo no son recomendados, sino que más bien son cuestionados hoy en día en la
academia.
El
joven quiere dar lo mejor con esa visión disruptiva y el fundador quiere
proteger de manera genuina lo que conoce y busca salvaguardar la fórmula que le
ha dado el éxito en su carrera empresarial.
Analizando esto, un área
fundamental a trabajar para el éxito de la nueva etapa de la empresa familiar
es que las nuevas herramientas académicas puedan ser implementadas de manera
efectiva y armoniosa. Curiosamente, no es una materia o ciencia muy estudiada
en los posgrados, la implementación transgeneracional.
Por lo
tanto, el joven no tiene capacitación en la implementación de habilidades
políticas y mucho menos la praxis de analizar y reflexionar a fondo desde esta
perspectiva cultural la empresa. ¿De qué sirven grandes conocimientos técnicos
si no posee la habilidad para implementarlos?
Considero importante entender, que es la segunda generación
la que se está sumando a la empresa y, por lo tanto, está en “casa ajena”
debiendo adaptarse y dar su lugar a la primera generación. Casi por una regla
natural, los padres siempre verán a los hijos como tal, por más formación y
adultos con canas que estos sean. Entender esto puede ser interesante y
liberador, no siempre todo es tan personal.
Los skills necesarios para
fundar una empresa desde cero son muy distintos a las que se necesitan para
escalar y profesionalizar una empresa, parece lógico al relatar, pero en la
práctica no es tan evidente.
Si nos detenemos a analizar a grandes empresarios como Steve Jobs, Bill Gates,
Mark Zuckerberg, entre otros, ellos abandonaron la universidad y hoy son y han
sido los hombres más ricos del mundo. Esto no es
una apología a no estudiar, ruego leer toda la columna y evitar descontextualizar
una oración que busca demostrar la diferencia de perfiles y habilidades
necesarios para cada etapa de la vida en una empresa.
Si se
hace una mirada a nivel nacional, las cosas son
muy similares, grandes magnates del Paraguay han sido personas con mucha
inteligencia, que no necesariamente han hecho carreras universitarias y
posgrados. Es importante entender que esto no fue por elección o estar en
contra de los estudios y aclarar que hay excepciones de empresas creadas con
base a estudios universitarios y formación complementaria.
Para comenzar un emprendimiento se
necesita ser disruptivo, pensar fuera del sistema y tener una visión muy clara,
costos y gastos al mínimo, estructura si es posible cero. El emprendedor hace
de todo, vende, cobra, fabrica, entrega y trabaja, entendiendo en profundidad
cada proceso como probablemente nunca nadie lo hará en su empresa. En una
primera etapa, muchos de ellos tienen la necesidad económica como principal
fuente de motivación, de liderazgos muy verticales, sin
hacer juicio de valor, no por elección ideológica consciente precisamente, sino
porque tal vez esta era la única manera en un comienzo y de no ser así, probablemente
la empresa no hubiera nacido, tampoco sobrevivido en el tiempo.
Una de las principales
búsquedas intelectuales que he tenido en los últimos años es entender en qué
radica la diferencia entre las empresas que son buenas en lo que hacen en 1 o
10 sucursales y otras que quizá no son tan buenas, pero poseen 200 sucursales en
todo el país o incluso de manera internacional, con la misma edad empresarial
que la de 10 sucursales. Sin buscar juzgar si una es mejor que la otra,
claramente se ve que hubo un momento donde ambas empresas estaban en la misma
posición y de repente una despegó y escaló, mientras que la otra no lo hizo.
¿Qué cosas hizo de forma diferente?
Las empresas que
estandarizan sus procesos, trascienden y logran replicar su fórmula de éxito
más allá de las personas, son aquellas que logran mantenerse en el tiempo y
escalar a convertirse en grandes corporaciones.
Esta es una decisión y uno
debo saber que no ser una gran corporación no necesariamente es un fracaso,
pero, la empresa debe tomar una decisión de qué modelo se quiere para el
futuro, si ser “superfundador sucedido por supersegunda generación” o ser “superfundador
sucedido por superprofesionalización” que trascienda a las personas y la
compañía llegue a ser la nueva estrella, pero reemplazar esa estrella persona
por otra, podría significar lo contrario a la profesionalización, donde los
procesos estandarizados deberían ser prioridad, dando lugar a la
corporativización.
Es fundamental que la
segunda generación respete a los fundadores y su conservadurismo propio de su
rol en esta etapa de la empresa y que los fundadores respeten y valoren a la
segunda generación con sus ansias de innovar. Cuando se habla de respeto,
parece que uno tiene que bajar la cabeza y según el diccionario, respeto es: “consideración
de que algo es digno y debe ser tolerado”.
Entender que la segunda
generación, con sus estudios y posgrados, no hubiera podido crear la compañía
como lo hicieron los fundadores y estos entender que para esta nueva etapa de
la empresa se necesitan algunas habilidades, conocimientos y herramientas que
la segunda generación tiene, estas son de vital importancia para la
corporativización exitosa de la compañía, donde si, esos conocimientos académicos
de la segunda generación pueden ser claves.
Si ambas partes entienden y ponen los intereses de la empresa en primer lugar, si van al centro ideológico de conservadores y disruptivos, y por ende se respetan, lo que viene es quizás un futuro sólido, lleno de bonanza para el ecosistema que rodea la compañía, por muchos años más.
Tags :
Salim Salemma
- Salim Salemma
- Avda. Brasilia 747, Asunción
- salim.salemma@interasistencia.com.py
Publicar un comentario